Estamos recorriendo Tanzania, pero hoy no les voy hablar del Serengueti , hoy dejamos atrás la sabana para adentrarnos en las rutas altas tanzanas rumbo a mi parecer uno de los mejores parques nacionales de África.
Camino entre colinas, tribus maasai que marchan en solitario kilómetros y kilómetros rodeados de jirafas y elefantes que se cruzan en el camino más que autos. De repente camellos se entremezclan con las tribus que pastorean sus cabras en un clima que se parece más a una jungla húmeda que a un desierto o una planicie. Impactante. Del calor pasamos al frío, a nubes bajas y a aldeas que encienden fogones a lo lejos mientras bailan para darles la bienvenida a los viajeros que deseen parar a saludarlos. Es una convivencia perfecta, entre humanos y animales que no se jactan de mapas ni líneas imaginarias. A mi parecer una de las mejores rutas que he conocido.
Sin duda la estrella del recorrido termina cuando llegamos a Ngorogoro, el famoso cráter, con aproximadamente 2.5millones de años, paredes de casi 600m, 260km2, la caldera de este cráter es la mejor conservada del mundo y para colmo es hogar de al menos 25.000 animales salvajes de distintas especies. Pastos verdes, lagunas, bosques y colores vivos que hacen de un hogar para elefantes, leones, cebras y ñus entre otros. La vida aquí es no necesita de migraciones, el clima es propicio para la estadía durante todo el año.
Descendemos entonces por la ladera del volcán que una vez supo ser más alto que el mismísimo kilimanjaro. Nos despedimos de las jirafas, las cuales no se animan a descender por la ladera siendo las únicas ausentes en la caldera. Y nos adentramos al paraíso. Búfalos, rinocerontes, hipopótamos, leones, miles de cebras, ñus, avestruces y cientos de clases de aves. Desde los miradores parece simple recorrerlo, pero una vez abajo nos encontramos con kilometros y kilometros para que cada quien tenga su lugar de paz. Bosque para los elefantes, rocas para los leones, hasta lagos repletos de flamencos, y si, todo dentro de un cráter. El rinoceronte (muy ausente en estos tiempos en África) tiene su espacio, siendo una de las reservas mejor conservadas del mismo, es sin duda uno de los mejores lugares para avistarlo.
El safari por el cráter no se parece a otros que he hecho, a lo lejos la vista se ve interrumpida por gigantescas paredes que bordean este perfecto ecosistema. Es extraño pero fascinante. Todavía no consigo entender como se desarrolla la vida en una caldera de un volcán, es loco si lo decís en voz alta incluso, probalo. Seguro ya te dieron ganas de ir a verlo, por que les juro que ni las fotos hacen justicia de este lugar.
Durante dos días completos recorrimos distintos caminos dentro del cráter, los colores se volvieron más intensos, casi imposibilitando que los animales se camuflen. Seguimos un león por al menos cinco kilómetro, vimos otra pareja copulando, una manada sobre la roca, elefantes a trote, cebras alerta. La vida allí dentro sucede tan natural que fascina.
Sin duda una maravilla de la naturaleza, sin duda una maravilla de África.
Safari por el Ngorogoro. Hecho
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