Pasar el día con una comunidad Rastafari en Jamaica

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Era el propósito de nuestro viaje a Jamaica, pasar el día con una comunidad Rastafari, pero aunque esta cultura sea tan popular en la isla es muy difícil de conseguir el ingreso. La mayor parte de ellos viven aislados y no les gusta mucho el contacto los viajeros.

Tras mucho buscar dimos con un pequeño tour, muy casero por cierto, que partía desde Montego Bay hacia una aldea pequeña en el corazón de la selva Jamaiquina.

Así entonces conocimos a Queen B, nuestra guía quien nos abría paso entre matorrales salvajes y ríos siempre descalza, para sentir el contacto con la naturaleza. Y es que así se vive en una comunidad Rastafari, todo lo obtienen de la madre tierra. Cultivan sus alimentos, fabrican sus casas con madera de los árboles y recipientes con la fruta del Ackee. No comen carne, son veganos ya que se rigen bajo la dieta del I-tal, la que supone el consumo de elementos naturales y prohíbe a los limpiadores de la tierra (cerdo, carne, langostas y pescados pequeños)

Al llegar a la puerta de la aldea, Queen B lanza un grito a King Toto, entre ellos no hablan inglés, hablan patúa idioma local de la isla. King Toto le responde y ahora si podíamos ingresar.
Una comunidad es un templo sagrado en el que se debe pedir permiso para entrar o salir y el guía espiritual es el encargado de otorgar estas autorizaciones.

ENTRE MATORRALES SALVAJES Y RÍOS SIEMPRE DESCALZA, PARA SENTIR EL CONTACTO CON LA NATURALEZA.

Nos recibieron cual reyes, sonrientes y dispuestos a conversar todo lo que quisiésemos. No se trata de una excursión de exposición solamente, ellos también querían conocernos saber que se sabe sobre la cultura en distintos países, y así pues, pasamos al menos una hora charlando como si fuésemos amigos de toda la vida.

Los Rastafarian como ellos quieren ser llamados, no solo son adeptos a una ideología, son profetas de su religión. Afirman la divinidad de Haile Selassie, emperador de Etiopía y rechazan la hipocresía Babilónica de la iglesia moderna. Consideran al país africano como la tierra prometida ya que fue el único en no ser invadido por Europa. Creen en dios dentro de cada ser vivo y por eso se hacen llamar a todos King y Queen. Pero tal vez lo que más apegado tienen es el uso de la palabra, la palabra como expresión, tal como nos enseño Bob Marley en sus canciones.
Los Rastafarians protestan contra la opresión a la raza, creen en el valor de la música y sobre todo en que existe una vida en la que reina la paz y el amor.

AFIRMAN LA DIVINIDAD DE HAILE SELASSIE, EMPERADOR DE ETIOPÍA Y RECHAZAN LA HIPOCRECÍA BABILÓNICA DE LA IGLESIA MODERNA.

 

Por la mañana visitamos el taller de King toto, quien asegura que su pasiones hacer tambores. Sí, tambores de madera que suenan como si hubiesen sido elaborados por un luthier de salón. Pero King Toto, lejos de estar fabricando con todas las comodidades de la ciudad, lo hace sentado sobre otro tronco mientras fuma su hierba y se concentra desde la mente hasta el corazón. Asegura que solo una vez se equivoco al tallar, y tiene unos 70 años, siendo esa vez la única en que le fallo la concentración. “Cuando fabrico lo hago desde el corazón y solo pienso en ello. No me concentro en ninguna otra cosa, solo en dejar mi marca en estos increíbles instrumentos. A veces pierdo la noción del tiempo, pues no existe el tiempo, solo hago tambores, pensando en tambores, sintiendo su sonido y nada más.” ¿Y cuántos tambores haces por día? Le preguntamos, el sonrió “No tengo reloj. Solo fabrico instrumentos.”

Por la tarde, visitamos la granja donde pudimos repasar sus plantas medicinales, incluso pintarnos con la flor de la Aeschynanthus “Rasta” que hasta hoy en día la usan para hacer murales. Mientras tanto King Tebath preparaba los instrumentos para hacernos un pequeño con cierto privado. Sentados sobre sus tambores unían sus voces en lo que parecía ser mucho más que un tema musical sino un estado de espiritualidad, y no nos equivocamos mientras entonaban estrofas que hablaban del poder de los sonidos, de la fuerza de la expresión, la lucha contra las hipocresías del mundo, la igualdad, la paz y sobre todo el amor.

ENTONABAN ESTROFAS QUE HABLABAN DEL PODER DE LOS SONIDOS, DE LA FUERZA DE LA EXPRESIÓN, LA LUCHA CONTRA LAS HIPOCRESÍAS DEL MUNDO, LA IGUALDAD, LA PAZ Y SOBRE TODO EL AMOR.

Nos abrazamos fuertemente al despedirnos y un poco cantando un poco recitando nos dijo “One love, one heart Let’s get together and feel all right” y podría haber escuchado muchas veces esa canción pero ese día comprendí la simpleza pero potencia de sentirnos bien cuando compartimos momentos con amor.

Visitar una comunidad rastafari de Jamaica  HECHO

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