Vivir en Rorbuer en Lofoten, Noruega

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Un robu es una cabaña de madera que se sostiene sobre pilotes y esta ubicado sobre la costa, su origen se da en el norte de Noruega donde eran históricamente utilizadas por los pescadores zona.

 

Eran casas pequeñas que contaban con dos salas, una con literas para descansar y otra para trabajar. Y si bien están distribuidas por todo el país en Lofoten es donde la experiencia se potencia. Pues el bacalao o Skrei “el bacalao de invierno” cuyo nombre en noruego significa “nómade” inicia su viaje desde el Mar de Barents hasta las islas Lofoten para pasar la temporada de apareamiento allí. lo que vuelve estas zonas una de la mas ricas en bacalao y motoriza el comercio con el resto del país.

Pintados de rojo, naranja y blanco muchos robu hoy en día han sido remodelados para hospedar turistas, sin embargo en Lofoten encontraras algunos locales que todavía se encuentran entremezclados con los resorts.

Todas las mañanas pequeños barcos llegan a las costas y muchos pesqueros independientes cuelgan los bacalaos en unas estructuras de madera llamadas “catedrales del bacalao” donde dejan secar por varios días la pesca en el proceso de desangrado y secado al aire libre que solo es posible aquí por su clima frío y áspero

 

Hospedarse en uno de estas cabañas es entremezclarse con la autentica vida de la isla , es dormir oyendo el mar, respirar aroma a pescado al abrir una ventana y por supuesto tener las auroras danzando sobre tu patio. Tal vez sean las casas con mejores vistas del mundo y por eso los pescadores debieron compartirlas con los viajeros de la zona.

Nosotros nos hospedamos en Eliassen robuer en la pequeña isla de Hamnøy, siendo estos tal vez los robuer más emblemáticos y fotografiados de toda la región. Sentimos que vivíamos dentro de una postal donde cada noche las auroras brillaron sobre nosotros y por la mañana el ruido del mar y las gaviotas era quienes nos despertaban . Nuestro vecino era un marino quien se pasaba la mañana separando los bacalaos en proceso de secado de los que no estaban listos todavía y el aroma nos transportaba a la verdadera escancia de esta isla donde la pesca es quien moldea estos parajes. Por la noche esperábamos pacientemente que el cielo se oscureciera y como por arte de magia (y a pesar de las nubes) ahí estaban, las luces más mágicas que existen en la tierra y nosotros observándolas desde un lugar más que privilegiado.

Vivir en un rorbuer en Lofoten. HECHO

 

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